Lonja de Fisterra

 

URBANIZACIÓN Y NUEVA LONJA DE FISTERRA     
 Juan Creus y Covadonga Carrasco     
"Se trata de actuaciones en el frente marítimo de la villa Fisterra, en una zona de dominio público marítimo terrestre en la que confluyen la actividad portuaria y las principales actividades turísticas y de esparcimiento. Gran parte del ámbito de intervención se encontraba ocupado indiscriminadamente por coches, construcciones auxiliares de bares y restaurantes, interferidos a la vez por la actividad y presencia de una nave de armadores situada entre la fachada y el mar. Nula legibilidad de un espacio sin vistas, lugares de estancia pública, ni claridad en sus recorridos. Se hacía imprescindible ordenar el tráfico rodado, el aparcamiento y la relación peatonal que tradicionalmente se producía entre el pueblo y el puerto. Ante la imposibilidad de intervención directa sobre la fachada marítima, se optó por utilizar un elemento único que diese orden a las plantas bajas. Una larga caja abierta por el frente que permite un uso racional de las terrazas.

El derribo de la nave de departamentos permitió crear una gran plaza en torno a la cual situar los nuevos elementos. La relación con la villa se produce longitudinalmente, mediante un paseo litoral, y transversalmente, reutilizando y dando continuidad a las escaleras y rampas que vienen de la parte alta del pueblo, prolongándose por la plaza como lenguas de piedra. En la zona portuaria, se propuso agrupar actividades: armadores, subasta, oficinas Cofradía y Portos… en un nuevo edificio, ocupando parte de las construcciones existentes. Desde un principio se maneja la idea de un contenedor ligero posado en el muelle, como un embalaje o embarcación más.

El espacio de subasta plantea, como experiencia pionera en Galicia, la posibilidad de recibir visitantes al mismo tiempo que se realiza la actividad de lonja. Separar su recorrido de los trabajadores se convierte en un objetivo que condiciona la distribución y el programa básico de una lonja convencional, apareciendo funciones añadidas, como la información, exposición de material didáctico o la de control y tienda. Básicamente se plantean dos esquemas de funcionamiento muy simples que no se tocan: uno elevado para visitantes (anillo), con inicio y final en el vestíbulo; y el otro definido por la secuencia lineal a nivel de suelo de los trabajos, con accesos transversales de carga y descarga (espina).

Todo el edificio está modulado con un despiece trapezoidal de un panel de base 1,5 metros de ancho. La sustitución de piezas opacas por vidrios, tanto en planta baja como alta, define los accesos y entradas de luz, como a través de una malla. El suelo exterior, independientemente del uso que tenga, se prolonga en el interior sin discontinuidad, creando en el vestíbulo principal un espacio diferenciado de observación mediante su plegado en rampa. Las pasarelas que cruzan el recinto de exposición y venta del pescado protegen sus laterales con pantallas de vidrio inclinadas que funcionan como barreras higiénicas y sirven de soporte al material expositivo. Las dos se unen en una sala de exposiciones en la que se documentará información complementaria.

La implantación en el sitio, entre las alineaciones en ángulo de un paseo y un muelle, se resuelve aceptando su propia geometría. Así el edificio tiene muy claros su inicio y final en pico, manifestado principalmente por dos aleros de cubierta. El primero (con un vuelo máximo de 17 metros) está presente en la plaza y es el que acoge a los visitantes. El del final, que remonta la cota del espigón, es el de la oficina de puertos, espacio administrativo y de control portuario. Entre ambos, las oficinas de la cofradía y los nuevos departamentos de armadores, cuya planta baja se retranquea para dejar espacios de trabajo a cubierto.

Al lado de una rampa de piedra, entre embarcaciones varadas, la presencia del edificio en el muelle se va estrechando hasta desaparecer en un quiebro."


Bibliografía: A lonxa de Fisterra_Colección Atlante 2008_Xoán Piñón