La Ciudad de la Cultura

Las Torres Hejduk

Estas dos torres fueron diseñadas en 1992 por el arquitecto John Hejduk como torres botánicas para el parque compostelano de Belvís, pero no se llegaron a realizar.
Tras el fallecimiento de Hejduk, Peter Eisenman propuso construirlas en los terrenos de la Ciudad de la Cultura como homenaje a su autor, compañero suyo en el grupo Five Architects.

Las torres servirán para instalar en ellas los servicios de recepción y información de la Ciudad de la Cultura. Estas torres tienen un esqueleto de acero de 25 metros de altura y dos revestimientos exteriores diferenciados: uno de vidrio y otro de losas de granito azul.

Vista exterior de una de las torres (revestimiento de vidrio)




La Ciudad de la Cultura


Vista de la construcción del proyecto




"Reescribir en Código: Los procesos de Santiago"
Peter Eisenman

“Santiago de Compostela es la cuna de uno de los más importantes códices de la era medieval, el Codex Calixtinus, que recibe su nombre del Papa Calixto II. El Codex Calixtinus se divide en cinco partes. La primera contiene cánticos al apóstol Santiago, la segunda refiere sus milagros, la tercera cuenta el traslado de su cuerpo desde Jerusalén a Santiago, y la cuarta relata las historias de Carlomagno en España. La quinta y última parte es una guía para los peregrinos que viajaban desde Francia por España hasta Santiago. Ésta es la parte que nos interesa aquí, dado que es otro tipo o forma de guía de viajes, un códice del espacio y tiempo de un Santiago secular, lo que conforma la base de nuestro proyecto para la Ciudad de la Cultura de Galicia.
[...]

En un sentido, la arquitectura ha siempre sido cosa de códigos, ya sea literalmente, construyéndolos, o metafóricamente, en los códigos clásicos, que son las reglas de proporción y orden en los sistemas de construcción. En ambos casos, la idea ha sido de revelar antes que de ocultar la información. Los códigos clásicos son una serie de relaciones estáticas, de convecciones proporcionales que no son materia generadora. Dichas convecciones proporcionales suelen ser medidas de presencia y geometría palpable, más que fuerzas y relaciones espaciales.

[...]

La introducción de la idea de reescribir, en el contexto de arquitectura y en el proyecto de Santiago en particular, señala un importante cambio en nuestra labor, desde la idea de índice a una de código. Mientras que el proyecto comienza con una serie de planos, solapados como en un palimpsesto -la forma tradicional de un índice- dichos solapamientos se reescriben después como una matriz tridimensional de vectores-filamentos de fuerza, que son otra forma de diagrama que actúa sobre el índice. Aunque los índices suelen ser registros precisos de presencias anteriores, como en un palimpsesto, una fotografía, o en un corte en un edificio, en Santiago los índices ni son precisos ni necesariamente se refieren a alguna presencia anterior, sino que se trata de deformaciones vectoriales extrapoladas de una original malla cuadriculada producida por el solapamiento -palimpsesto de tres planos: el trazado vial medieval de Santiago, la malla cartesiana abstracta, y la superficie topográfica del sitio original en el monte, proyectándose en tercera dimensión.
[...]

El desafío estaba en definir una tercera dimensión que no fuese una simple extrusión se esta condición planimétrica. Para lograrlo, dispusimos una serie de diferentes líneas reguladoras, que hacen un revuelto de espacio, tiempo y significado. Estas líneas de fuerza se mueven por la tercera dimensión desde la planta hasta la cubierta, creando una serie de desplazamientos verticales. Las líneas no evolucionan a partir de una única rotación de la malla cartesiana, sino de rotaciones simultáneas, semejantes a una torsión en puntos múltiples, que producen una transformación dinámica del plano bidimensional del sitio hacia una tercera dimensión.

[...]

La matriz tridimensional tiene otra referencia: la de las líneas de surcos cosmológicas que se dice definen el camino, o caminos, de Santiago. Estos surcos desempeñan un papel importante en la historia de Santiago de Compostela. La historia mítica del camino relaciona la ruta de peregrinación a un ordenamiento celestial a la vez que a una serie de líneas de surcos. […]

La carcasa exterior de cada edificio expresa el patrón y la configuración de la organización física de las diversas mallas estructurales internas. Las funciones individuales de cada edificio tienen poco que ver con las carcasas externas. En su lugar, las formas del conjunto de edificios aparecen como si la tierra se hubiese plegado a través de un plano horizontal en un intento de “restaurar” el antiguo contorno del monte. […] Ya no hay dialéctica entre la figura y el suelo, sino que se trata de suelo que se convierte en figura. La forma resultante puede parecerse al antiguo perfil del monte, pero en realidad está calibrada por una serie de registros sobre una superficie topológica. La arquitectura interior se convierte entonces en un segundo estrato, interno, que está a la vez apartado y unido al exterior; intentando una nueva relación interior-exterior como obra individual y singular en cada edificio. Al mismo tiempo, cada edificio exhibe también temas derivados de los interiores de los demás edificios.

Las secciones interiores que han evolucionado de este proceso de diseño se asemejan a las vértebras ocultas –el endoesqueleto- de una ballena. […] Los exteriores de los edificios en Santiago también parecen cubiertos por un velo gigante, un suave exoesqueleto que nada revela de la complejidad de sus interiores. Aun cuando los interiores de los edificios puedan tener aspecto de ballena, presentan un orden que ya no concuerda con la simetría clásica, ni con la geometría topológica, ni con la supuesta representación de las funciones que contienen; en otras palabras, el palacio de la música ya no “parece” un teatro de la ópera aun cuando haya de funcionar plenamente como tal.

Así, en la Ciudad de la Cultura de Santiago, la idea de codificación produce una reescritura de la presencia a guisa de lectura diferente de la figura-suelo, una lectura en la que hay una aparentemente inexplicable erupción del suelo hacia la figura. Esto ocurre sin definir las funciones ni producir una estética personal espectacular. Aquí, el código polemiza la presencia socavando las convenciones formales y estéticas sin requerir un rastro de índice o registro de actividad. Intenta reemplazar la metafísica de presencia por la sensación de presencia, con un nuevo codex de espacio y tiempo en y para Santiago."

Entrada a la hemeroteca




Interior de la hemeroteca




Una de las salas de la hemeroteca



Bibliografía:

-Code X, La ciudad de la cultura de Galicia_Eisenman Architects

-Fundación Ciudad de la Cultura / http://www.cidadedacultura.org/

Megaconstrucciones (Extreme engineering)_Montaña de acero:

http://www.youtube.com/watch?v=l8xTzZUogD4

http://www.youtube.com/watch?v=1uoIX5t_3UU

http://www.youtube.com/watch?v=BR_RxZjlVyc

http://www.youtube.com/watch?v=tw2o9uNVyts

http://www.youtube.com/watch?v=UB9t-sYrMpQ

La Plaza de María Pita

La plaza con el ayuntamiento a la derecha

La Basílica de Santa María la Mayor




El contexto urbano


Por lo que se refiere a su enclave, hay que tener en cuenta que la ciudad de Pontevedra es un núcleo urbano que ha experimentado un notable crecimiento a lo largo del mundo medieval y moderno. Este proceso evolutivo y constante se centra en dos siglos: XIII y XV.

En cuanto a la trama urbana, la ocupación de la ciudad medieval está configurada por un característico poblamiento medieval, con parcelas estrechas y alargadas en posición perpendicular a la propia calle, entramado viario que responde a un esquema denominado "espina de pez": una calle longitudinal se configura en eje de la estructura amurallada de la ciudad. Este esquema en la ciudad de Pontevedra estará construido por la arteria que va desde la Iglesia de Santa María hasta la llamada Puerta de Santa Clara, en la que se abren un sistema de calles relativamente uniforme, y que cruza en sentido longitudinal toda la urbe, estableciendo con ella una fluidez importante en las comunicaciones en el interior del núcleo.





Pero la villa de Pontevedra, no está conformada en exclusiva por el recinto amurallado. En las inmediaciones, como resultado del crecimiento de la población, se originan los llamados arrabales como núcleos expresivos de la continuidad del poblamiento urbano. En el siglo XV está atestiguada la presencia de tres arrabales: la Moureira, el Burgo Pequeño y Santa Clara; espacios que resaltan los tres ejes en los que se sustenta el desarrollo de la villa.

Todo este amplio espacio dispone en la línea de costa, desde el puente hasta la desembocadura del río Tomeza, de un dilatado complejo portuario y pesquero, que sirve de servicio tanto a la población del arrabal como a la de la propia ciudad amurallada.

Por lo tanto, el desempeño de una actividad económica y la existencia de una población volcada hacia el mar son los factores por los cuales se gestiona y desarrolla la iglesia de Santa María la Mayor. Esta población reside mayoritariamente en una zona extramuros, delimitada, por lo tanto entre dos referentes: la cerca de la ciudad, con la que entran en contacto a través de una puerta, la Puerta de Santa María, y el mar, espacio de su actividad profesional, de donde se extraen los ingresos que les permite subsistir como ente social con poder económico en la urbe. Estas razones explican que sea este colectivo el que pueda emprender la construcción de un templo que se ha convertido en uno de los máximos exponentes de la ciudad.

La población que reside en esta área y que se dedica a las actividades pesqueras se agrupa en la llamada Cofradía de Mareantes de Pontevedra, que se organiza bajo la advocación del Corpo Santo.




Descripción del templo

El templo de Santa María la Mayor de Pontevedra, a pesar de ser de cronología tardía, deriva directamente del esquema de templo gótico basilical, que en su origen se constituye con tres naves cubiertas, en principio, con madera y tres capillas absidiales de planta poligonal, cubriéndose solamente con una bóveda de crucería la cabecera. Este tipo de templo, deriva del tipo de edificación románica de tres naves y capillas simicirculares en la cabecera, hasta llegar al mundo gótico.

La tipología de Santa María la Mayor, ya concebida a fines del siglo XV, no presenta un esquema tan claro, pues en ella se ofrece una nueva visión del templo basilical con una capilla mayor poligonal de igual anchura que la nave central y con capillas en las cabeceras de las naves colaterales que terminan en testeros rectos.

En consecuencia, se estaría ante un esquema de plan cruciforme formado por tres naves, la central más ancha que las laterales, que se encuentran separadas por tres grandes pilares. La capilla mayor presenta una planta poligonal de siete lados y las que la franquean poseen una planta cuadrada con testero recto. Anexo a la capilla mayor se encuentra otro espacio cuadrangular que funciona como sacristía.
La planta presenta tres accesos, dos con un carácter secundario y acceso lateral en los muros norte y sur respectivamente, y un acceso principal en la fachada de poniente del templo.

En el tramo que funciona como crucero se abrirían dos capillas: las del lado del Evangelio presentan una planta rectangular, mientras que las de la Epístola poseen una estructura cuadrangular. A los pies, debajo de la torre de las campanas está situada otra capilla de planta cuadrangular y en su ultimo tramo un coro alto se elevaría sobre las tres naves de la iglesia.



Fachada oeste y su portada

Interior de la nave central


Forma de los arcos formeros




Una de las capillas en la terminación de la nave transversal

Escalera del campanario



Vista de la ciudad de Pontevedra desde el campanario




Bibliografía: -Santa María la Mayor, una iglesia parroquial_Begoña Fernández Rodríguez